Energía en el combate Aéreo Capítulo 4
Energía en el combate Aéreo Capítulo 4 «a cara de perro»
Fig 2: Invirtiendo el círculo
A la hora de la verdad y cuando estás luchando en un mano a mano en un combate de giro con el enemigo, la energía es casi tangible. Ayuda bastante pensar respecto a ti y tu enemigo en términos de rico-en-ángulos, pobre-en-ángulos, rico-en-energía, pobre-en-energía durante las distintas fases del combate. En una sencilla persecución en círculo en el plano horizontal, os estáis esforzando los dos por girar rápidamente vuestro aparato hacia el otro y llenarle de plomo, es decir, ser rico-en-ángulos. Aquel que tenga el motor más potente, o la carga alar más baja, o la mejor respuesta
frente a entrada en pérdida (puede introducir más Angulo de Ataque), aquel que sea rico-en-energía conseguirá cerrar ángulos con relativa facilidad. ¿Pero qué ocurre cuando los dos aparatos están más o menos emparejados y los oponentes están igualados en ángulos y energía? Aquel que relaje el giro, bien voluntariamente para abandonar el círculo o por una entrada en pérdida inoportuna, dejará un tiro fácil al enemigo. Sin embargo, permanecer en una persecución de morro a cola que no produce suficientes ángulos con rapidez, o en el que estás claramente perdiendo, es estúpido. Misma energía, misma altitud y atrapado en un movimiento repetitivo, debes hacer algo para salir de esta situación.
Fig 3: Invirtiendo el círculo, continuación
El comportamiento reflejo de la mayoría de pilotos es tirar hacia atrás a tope del timón, metiendo todas las «ges» y girando todo lo que pueden. Esto conduce a una pérdida muy rápida de energía y eventualmente a un estado en que el piloto no tiene ninguna opción en absoluto: se encontrará volando bajo y lento cerca del suelo, incapaz de canjear más altitud por velocidad. La respuesta obvia a este dilema es mantener el combate dinámico.
Aguantar en una persecución de morro-a-cola es una situación estática a pesar del movimiento aparente: necesitas introducir el dinamismo en el combate y sacar provecho del comportamiento reflejo de tu oponente.
Tus opciones, cuando tenéis la misma energía, para salir de la rutina, es abandonar el círculo con todos sus riesgos y ventajas como se muestra en la figura 2 y 3 o momentáneamente ir a una persecución retardada con objeto de acumular una pizca de energía, con todos sus riesgos y ventajas, como en la figura 4. En la figura 2 le das al enemigo una pequeña pero potencialmente peligrosa oportunidad justo después del reverso puesto que has llevado el combate a la posición de morro-a-morro en vez de morro-a-cola. Recuerda que es el individuo que abandona el círculo estático el que renuncia a la posición, esto es, pierde ángulos y se convierte en el defensor.
En el punto de partida los cazas están en un estado neutral, atrapados en un combate circular plano de morro-a-cola, carlinga con carlinga. El caza azul decide abandonar el círculo, bien porque percibe que está perdiendo lentamente la posición o sencillamente porque no le gusta esta situación improductiva. En el momento 1 invierte el sentido de giro alabeando hacia fuera 180º perdiendo brevemente de vista al enemigo detrás y bajo la cola. Esto no es un gran problema como podría uno pensar -está bastante claro donde va a ir el enemigo, especialmente si os encontráis volando cerca del suelo- el caza rojo debe por lógica y acto reflejo seguir girando hacia el caza azul.
Al caza rojo le lleva un esfuerzo descomunal responder a su vez con otro reverso – su instinto animal le lleva a seguir al enemigo. Nótese que es eminentemente posible alabear hacia cualquiera de los dos lados para abandonar el círculo. Por algún motivo, debido probablemente a la falta de experiencia y un deseo de seguridad, la mayoría de los pilotos eligen el proceso más lento de hacer el reverso hacia arriba, con la nariz sobre el horizonte, mientras que el reverso invertido es más rápido.
El reverso invertido pone al piloto alabeando hacia el interior del círculo hasta que la carlinga apunta justamente hacia abajo y luego totalmente hacia fuera del enemigo.
Este reverso es más eficiente en la medida en que no se tiene que vencer la inercia y la gravedad para cambiar los controles de posición (cambiar de lado el timón) sino simplemente exagerar la inclinación que ya se tiene siendo, sin embargo, ligeramente más comprometido en lo que respecta a la Conciencia Situacional por lo que un piloto muy ansioso puede perder el control en la maniobra y hacerse un verdadero lío.
Dicho esto, un piloto torpe tiene la misma probabilidad de entrar en pérdida en el reverso «normal», en particular si el combate se encuentra ya próximo a la velocidad de entrada en perdida.
En el momento 2 el caza azul vuelve a ver al caza rojo y está maniobrando para evitar el tiro: introduce en el movimiento una pequeña componente vertical (hacia arriba o hacia abajo dependiendo de la proximidad al suelo) y confía en el instinto reflejo del caza rojo de ir a por todas. En el intervalo de tiempo que conduce al momento 2 el caza rojo ha tenido la oportunidad de «recuperarse» un poco dado que es más eficiente energéticamente continuar y abrir un poco el giro inicial que alabear e invertir el giro. Por tanto el caza rojo tiene una pequeña ventaja de energía y una ventaja angular considerable en el momento 2 y consigue una posición de tiro antes que el caza azul que lucha por hacer girar su aparato para un tiro. ¡Aquí es donde se separa el trigo de la paja!
Conociendo con exactitud el tipo de objetivo al que se enfrenta y que el caza rojo, ahora relamiéndose entusiasmado, relajará la presión sobre el timón de profundidad para disparar con la menor carga gravitacional posible, el caza azul termina la jugada. Sabe que no va a conseguir una buena posición de tiro y que quedará muy limitado si lo consigue, al volverse predecible. Esto precisamente, volverse predecible, es lo que debe evitar a toda costa y lo que el caza rojo está deseando. La forma de sacar provecho de la situación es considerar el movimiento defensivo en el momento 2 como una oportunidad para realizar un giro anticipado, unas tijeras en espiral o un reverso ciego (es decir sobre las seis abajo del enemigo), todo depende de los ángulos, energía y separación en el momento 2.
Si la distancia lo permite, es decir, si tiene tiempo para realizar el viraje sin perder totalmente su energía, el caza azul puede iniciar un giro anticipado cruzando por delante del caza rojo. Mientras el caza rojo deja volar el avión y se dirige directo al tiro, el caza azul ejecuta su maniobra defensiva e inicia el viraje hacia la espalda del caza rojo. Es una maniobra defensiva de alto riesgo a menos que la tasa (sobre la envolvente de tiro del caza rojo) de cruce sea buena y la separación vertical suficiente para volver la solución de tiro del enemigo lo bastante difícil.
Las tijeras en espiral parecen una postura defensiva pero son bien al contrario una apuesta altamente ofensiva, un gesto de «ven si te atreves» que un piloto veterano debería identificar y agradecer como invitación a un combate de alto nivel. Justo antes del momento 2 en la figura 3 el caza azul espera hasta que el caza rojo relaja la trayectoria y se prepara para el tiro. Cuando el caza rojo se sitúa a las 4 – 5 en punto, nuestro colega del caza azul alabea hacia el atacante, y sube tirando del timón hacia él según va. Cuando las dos trayectorias intersecan, perpendiculares o casi paralelas, dependiendo de la cantidad de ángulos que haya cedido el defensor, el defensor se encuentra colgando en invertido sobre el atacante, carlinga con carlinga. El caza azul ve a su enemigo más abajo pasar volando tras fallar el tiro y finaliza tranquilamente su ataque continuando el giro hacia abajo situándose detrás del caza rojo para el tiro de gracia. Todo sucede en un magnífico movimiento, sin vacilaciones y sin paradas para verificar -simplemente sube, pasa a invertido y dirígete hacia abajo. Nótese sin embargo que es casi imposible realizar las tijeras en espiral si estás para nada sin energía -definitivamente debes tener suficiente velocidad para producir una tasa decente de paso por la mirilla del enemigo y realizar el ascenso con suficiencia.
Si el enemigo no pone cuidado o es lo bastante lento para dejar situarte a sus seis ciegas, es decir escondido bajo la panza, es asunto fácil rematar su conciencia situacional haciendo medio tonel y lanzarse hacia arriba en vertical. Cualquier medida que decidas tomar es muy probable que de resultados inmediatos dado que te encuentras maniobrando mientras que él se encuentra esencialmente volando en línea recta, incluso aunque sea sólo por fracciones de segundo.
Fig 4: Abandonar el círculo y Yo-yo
En la figura 4 los dos cazas están nuevamente en una figura estática plana de morro-a-cola. El caza azul decide abandonar esta situación improductiva y relaja la presión en el timón momentáneamente, entrando en una persecución con retardo (es decir, poner su vector de sustentación apuntando detrás del enemigo en vez de directamente a él). En ese momento comienza a acumular energía en relación al enemigo, aunque cediendo ángulos y posición en el proceso: se vuelve rico-en-energía pero pobre-en-ángulos. El enemigo, viendo su creciente ventaja en ángulos, es muy probable que continúe tirando todo lo que puede del timón, gastando por tanto energía a una tasa sostenida, porque puede ver que produce (aparentemente) resultados. El caza azul, por otro lado, tiene libertad para utilizar su pequeña ventaja de energía para entrar en un pequeño Yo-yo alto, evitando la oportunidad de tiro del rival con un delicado vector oblicuo en la bajada. El caza rojo no tiene sencillamente la energía suficiente para cerrar el círculo y apuntar arriba para un disparo con estabilidad suficiente. Siguiendo al Yo-yo alto el caza azul baja para «hundirse en el cuenco» con un Yo-yo bajo mientras que el enemigo está aleteando indefensamente detrás suyo después de su intento de apuntar hacia arriba.
El caza azul está convirtiendo ahora la lucha estática en círculos en una disputa vertical. Después del Yo-yo bajo volverá hacia arriba para realizar otro Yo-yo alto, mientras tanto el enemigo se acaba de recuperar de una casi entrada en pérdida y no se encuentra en situación de mantener el ritmo. El enemigo está atrapado en un círculo plano mientras que el caza azul está describiendo un círculo oblicuo y convirtiéndolo en uno completamente vertical. En poco tiempo será capaz de lanzarse sobre el caza rojo desde arriba, o deslizarse hacia él desde una posición alta lateral, y someterle a una serie de breves disparos. El caza azul está atesorando energía mientras que el enemigo se vuelve progresivamente más defensivo y sigue todavía gastando un montón de energía.
Llegados a este punto debería ser bastante obvio que es contraproductivo, en el combate, tirar del timón a tope mientras se pueda como norma de comportamiento. Usa la cabeza en vez de los músculos, y confía en que el enemigo va a cometer el error de reaccionar de forma refleja. Son incontables las veces que he sido asaltado por un enemigo con un nivel de energía enormemente superior al mío y he conseguido terminar el combate sometiendo al enemigo ya sin energía y bandeando indefenso a una serie de ataques oblicuos, y esto con un aparato claramente más lento.
El estado neutro
Para poder luchar sin temor necesitas saber cuándo estás en un estado neutro de energía con tu enemigo. El estado neutro es un estado de igualdad de oportunidades: cualquiera de los dos podéis llegar a situaros detrás del otro o abandonar la lucha de forma segura. Estás con el rival en un estado neutro cuando:
• Os aproximáis de frente
• Os alejáis de cola (como justo después de un cruce frontal en el que ninguno a girado)
• Cuando os encontráis paralelos el uno al otro, como panza con panza, carlinga con carlinga o ala con ala.
El estado neutro es efímero, por supuesto. Utilízalo como referencia para saber quién está ganando ángulos y posición durante el combate.
Autor desconocido
Capítulo 1 – Velocidad es vida
Capítulo 2 – Energía de «toma de contacto» en combate aéreo
Capítulo 3 – ¿Qué significa realmente «energía del enemigo en el combate aéreo
Capítulo 4 – La energía en el combate aéreo «a cara de perro»