Academia General del Aire – Ejercito del Aire

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Academia General del Aire – Ejercito del Aire

On julio 22, 2010, Posted by , in Academia de aviación, tags , With 1 Comment

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Preparación e ingreso en la Académia General del Aire

La preparación para el ingreso fue dura. Una vez terminado el colegio, el instituto y aprobada la selectividad, comenzaba una etapa donde el estudio sería la tónica habitual. Cuando nuestros amigos de instituto disfrutaban de la vida de estudiante en las universidades, los aspirantes a ser militares de carrera comenzábamos a saber el significado de una de las más importantes virtudes de todo militar. El sacrificio personal.

Todo el que esté interesado en ingresar en la AGA debe saber que el sacrificio personal será un compañero presente durante toda su vida militar y desde la preparación para el ingreso lo tuve claro. Mientras mis amigos quedaban para salir varias veces por semana, yo me quedaba en casa pegado a mis libros. Estaba convencido que el esfuerzo merecería la pena y así fue. La ilusión por convertirme en un Cadete de la AGA era más fuerte que el deseo de salir por Madrid con mis amigos.

Ya sé que el sistema de ingreso será distinto a partir del año 2010 y que básicamente se entrará por la nota media de bachillerato y la nota de la prueba de acceso a la universidad pero, creedme, esto no modifica un ápice el tema del «sacrificio personal».

Después de dos duros años de mucho estudio, mi esfuerzo se vio recompensado con creces cuando el 2 de septiembre de 1990 crucé la puerta de la Academia General del Aire junto con mis 44 compañeros de promoción. Por fin llegó el día que tanto tiempo había estado esperando y por el que tanto había luchado. Ya era por méritos propios Caballero Cadete de primer curso de la Academia General del Aire y comenzaba para mí una vida profesional llena de grandes retos, ilusionantes destinos y experiencias únicas que iréis conociendo a través de los pequeños artículos que reflejan mi andadura profesional.

Llegamos en septiembre, siempre se llega en septiembre. 45 jóvenes de todas las partes de España cruzamos la puerta de la Academia a las 9:00 de la mañana. Dejábamos fuera muchas personas y cosas que eran habituales en la vida de todo joven de menos de 20 años. La familia, los amigos, las novias, la vida sin horarios, las buenas comidas de nuestras madres, nuestra cama, etcétera, en definitiva todas las comodidades que por cotidianas, no valoramos hasta que nos faltan.

Por otro lado, sentíamos una gran ilusión por cruzar aquella puerta donde se puede leer: «ACADEMIA GENERAL DEL AIRE»

Presidiendo la puerta y debajo de la frase «Todo por la Patria» hay una escultura de un joven de piedra mirando al cielo y en su cara de granito se adivina la ilusión y las ganas por convertirse en un oficial del Ejército del Aire. Esa misma ilusión nos invadía ese primer día de Academia. Enseguida nos dimos cuenta que las cosas dentro eran diferentes. Olvidamos el significado de la palabra «andar» puesto que correr era lo único que hacíamos. Aprendimos rápido el significado de otras palabras que se forjarían a fuego en lo más hondo de nuestros corazones: Disciplina, lealtad, compañerismo, valor, constancia, sacrificio personal y otras tantas virtudes militares que Calderón de la Barca resume muy bien en su famoso soneto que íbamos cantando a todas horas por la Academia y que aquí traigo a colación:

«Aquí la más principal
hazaña es obedecer
y el modo como ha de ser
es ni pedir ni rehusar.
Aquí, en fin, la cortesía,
el buen trato, la verdad,
la fineza, la lealtad,
el honor, la bizarría;
el crédito, la opinión,
la constancia, la paciencia,
la humildad y la obediencia,
fama, honor y vida son,
caudal de pobres soldados;
que en buena o mala fortuna,
la milicia no hay más que una
religión de hombres honrados.»

Los tres primeros meses de academia pasan muy rápido. Mucha instrucción militar, ejercicio físico, clases, conferencias , estudio, limpieza del armamento, revista de uniformes, botas y taquillas, en fin, todo aquello que nos iba formando como militares de carrera y que nos hacía ver que la vida nos daba un cambio considerable.

Casi sin darnos cuenta llegó el día más importante en la vida de un militar. Ese día no es otro que el de la Jura de Bandera. Acto solemne por el que nos comprometimos a servir a España y como dice la frase en la puerta de la AGA, a darlo todo por la Patria. Cerrando hoy los ojos vuelven a mi memoria todos los detalles de aquel día. El redoble de los tambores mientras desfilaba por la plaza de armas con mi uniforme nuevo, los cordones de gala golpeando en mi pecho, el braceo enérgico y paso firme mientras me acercaba a la Bandera… y el momento más importante; confirmar mi juramento con beso a la Insignia Nacional delante de todos mis compañeros, Jefes, amigos y familiares. Aún hoy se me empañan los ojos recordando aquellos momentos tan intensos y bonitos en la vida de todo militar profesional.

Los años en la Academia pasan rápido. Los dos primeros dedicados al estudio y la formación militar casi por completo. Es entonces cuando se recibe la primera estrella, la de alférez. Además comienza otra faceta importante dentro de la formación del futuro oficial del Ejército del Aire, el vuelo. Primero en la E-26(Tamiz) y más tarde en cuarto en el E-25(C-101). Son estos dos cursos de vuelo, elemental y básico, la formación común a todo piloto del EA y tras su finalización se determina la especialización de cada oficial para el quinto curso que se desarrollará en las escuelas de especialización de Talavera para los de Caza y Ataque, Salamanca para los de Transporte y Granada para los de Helicópteros. Días especiales dentro de estos cursos de vuelo son los días en que vuelas solo. Cuando tu profesor te firma el «Apto suelta» y te confía un avión, no tiene precio.

Volar solo en un avión después de unas pocas horas de aprendizaje con tu profesor es una experiencia imborrable. Mirar a la cabina posterior y verla vacía después de realizar la misión, es algo que no se olvida y te hace sentir realizado y orgulloso de uno mismo.

Después de cinco largos años de sacrificio y trabajo, llega el día de la entrega de Reales Despachos de Teniente. La alegría contenida durante tanto tiempo, se desborda al escuchar a su Majestad el Rey decir: «Por última vez en esta Academia……Rompan filas»

Vuelan en ese momento las gorras de plato de toda la Promoción. La etapa de formación académica ha finalizado y los jóvenes tenientes estábamos listos para recibir los nuevos destinos. Comenzaba así nuestra andadura profesional que como podréis comprobar, está llena de retos apasionantes y momentos inolvidables, pero eso será ya el principio del siguiente artículo…

Ejército del Aire, www.ejercitodelaire.mde.es

 

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One Comment so far:

  1. María Pilar López de Andújar dice:

    Yo tenía un hermano aviador..comandante
    ..Hace muchos años siendo yo casi una niña..él cadete de la AGA..me enseñaba canciones q se cantaban allí..
    Una comenzaba..
    » En lotananza empieza a clarear..con paso firme y lleno de esperanza..hacia la torre nos vamos a volar..Vamonos ya q el sol ya nace…»
    Bien..me gustaría volverlas a escu har..

    Otra decía..»Tira tira de la hélice, ruge el motor..esta es la vida alegre…la vida alegre del aviador…»

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